21 de septiembre de 2009

ALGUNAS FORMAS DE MOMIFICAR EN EL MUNDO

Los indígenas Dayak de Borneo, tenían predilección por cortar y conservar las cabezas. No las embalsamaban, sino que se limitaban a seguir un proceso de secado natural que solía comenzar con el vaciado del interior del cráneo para, seguidamente, y tras desechar los ojos, proceder a un ahumado de toda la piel.

En Nueva Zelanda, pensaban que el mejor recuerdo de un ser querido, era siempre su cabeza, por lo que se hacían numerosos esfuerzos para conservarla como una huella de unión familiar. El resto del cuerpo era desechado, aunque en algunos casos también era secado. Para la conservación de la cabeza era necesario, también, limpiarla y vaciarla.

El cerebro se extraía practicando un orificio en la zona occipital. Cuando el cráneo estaba bien limpio era aromatizado. Para ello se le introducían plantas aromáticas por el orificio. Tras esta operación se procedía a realizar una serie de escarificaciones en la piel, con el fin de grabar en ella las marcas y signos que identificaban al difunto con el resto de la familia o clan. Por último se procedía a peinar sus cabellos.

En las Islas Marquesas, lo que momificaban era el cuerpo. El proceso era bastante simple, consistía en abrir el abdomen y el tórax, para proceder a la evisceración. Una vez vacio el cuerpo, se le aplicaba aceite de coco. Se cerraba el cadáver y se procedía a secarlo al sol. Una vez que el cuerpo se había endurecido, se procedía al vendado, para ello usaban fibras de cocotero. Cuando terminaba todo el proceso, el cuerpo era situado en el interior de una cueva o colocado sobre una canoa llena de piedras que terminaba por hundirse en el mar.

En Australia, el sistema de secado era a fuego, mediante el ahumado, aunque a veces el cadáver era literalmente cocido en el interior de un hoyo en cuya base estaban las brasas cubiertas de piedra que a su vez tenían encima varias capas de plantas y arena.

Otro método de los australianos consistía en enterrar al muerto bajo la arena, en un lugar seco y soleado. Al cabo de dos o tres días se sacaba el cuerpo de la tumba, que ya estaba seco por la acción del sol y la arena, y se le arrancaban los cabellos, y la piel para después abrirlo en canal y proceder a secarlo al fuego lento de una hoguera.

PD- Después de varios días sin línea de teléfono y por supuesto sin internet, ya estoy aquí de nuevo.

2 comentarios :

Jose Jaime DICE

Hola

Yo pensaba que te habían tocado unas vacaciones sorpresa, y ¡puf! desapareciste sin más.
La entrada muy interesante. Es más, siempre he querido saber estos métodos, y aquí quedan muy bien explicados.
Me imagino a mi de explorador, y llegar a un poblado de estos. Se me caería el alma a los pies, meterles romero y tomillo, por el agujero del cráneo, ahumarlos........ y para ellos algo normal y natural. Y o pensaría tierra tragame.

Un saludo.

Ana DICE

José Jaime. nada de vaciones sorpresa, ya sabes cosas de las lineas y de las tormentas.

Todo eso es un poco macabro, pero como experiencia debe ser interesante, para quién se atreva, claro.
Un beso.