8 de agosto de 2008

EL SIMPOSIO GRIEGO


El simposio era el rato de la bebida y la charla, que tenía lugar al terminar la comida o la cena entre los griegos. Hacían su comida principal por la tarde, de modo que los brindis y las charlas podían prolongarse hasta la noche. Una vez que se retiraban los platos y la comida, en las mesas empezaban a circular copas, que se iban llenando. Beber en compañía y conversar con los amigos eran los gozos del simposio, que contaba como complementos festivos a flautistas, saltimbanquis, los bailes y las relaciones eróticas ocasionales.

Los invitados a estas fiestas eran siempre hombres, las mujeres no asistían al banquete, pero admitía a hetairas, más o menos refinadas, y también a danzarinas. Los sirvientes despejaban las mesas, coronaban a los huéspedes con coronas de hiedra y pámpanos, derramaban sobre ellos perfumes y escanciaban por turnos el vino. Entonces se elegía un árbitro para las charlas.

Se creaba un ambiente muy placentero, donde los simposiastas, comentaban sus ocurrencias, y conversaban sobre todo de amor y política. Las charlas simposíacas eran para los griegos, parlanchines y discutidores, fuente de intensos placeres. Incluso creían que en el Más Allá habría tertulias por el estilo, y que en el Olimpo, los dioses disfrutaban de banquetes parecidos.

4 comentarios :

Merce DICE

¡Qué me gusta a mí una sobremesa!

Centrífugo DICE

Cada año asisto al menos a 5 ó 6 simposios... y créeme ¡no tienen naaaaada que ver con los Griegos!

Qué lástima en verdad. Creo que si se organizaran como eran antaño serían mucho más entretenidos.

Abrazos Centrífugos!

Ana DICE

Merce no hay nada como una buena sobremesa, sobre todo si después hay un buen postre...
Un beso.

Ana DICE

Centrifugo que pena que eso haya cambiado con lo divertidas que parecen esas tertulias.
Un beso.