15 de junio de 2008

COLOSOS DE MEMNÓN



Amenofis III mandó construir a la puerta de su templo dos estatuas colosales con figura humana. Tan grandes eran, que en cada una de sus manos podía sentarse un hombre.

Pero lo más extraordinario de aquellos colosos era que cada mañana, a la salida del sol, uno de ellos cantaba. Cualquiera que se acercara a pocos metros podía escuchar los extraños sonidos que procedían de las estatuas; chasquidos, silbidos y ruidos que parecían lamentos, o palabras de un idioma incomprensible. El hecho era cierto, y está reflejado en las crónicas griegas.

Desde el principio la cosa produjo un respeto sagrado, y con el tiempo llegaron a Memnón adivinos para interpretar aquellos sonidos. Se acabó organizando una escuela de intérpretes para lo que se llamó, “El Oráculo de Memnón”.

Al fin alguien encontró la solución del misterio, la escultura estaba tallada en dos tipos de piedra, granito y gres, cuando el frío de la noche era sustituido por el calor del Sol, los diferentes grados de dilatación de las piedras producían presiones y roces que generaban aquellos sonidos.

A pesar de eso, muchos incrédulos siguieron tomando las decisiones más importantes de su vida guiados por la dilatación de las piedras.

4 comentarios :

enrique DICE

Impresionantes los colosos y sugerente su historia...
como siempre.

la muá DICE

Increible historia, como todo lo relacionado con Egipto, me apasiona.

Ana DICE

Enrique, impresionan y mucho.
Un beso.

Ana DICE

La muá, a mi también me apasiona, bueno, se nota.
Un beso.