29 de mayo de 2008

VESTA Y LAS VESTALES


La diosa Vesta según la mitología romana era la divinidad que protegía el hogar, la guardiana del sagrado fuego hogareño. Permanecía siempre recluida y renunciando a la vida amorosa, pues debía ser pura, virginal y estar libre de pasiones.

Lo que Vesta significaba para los dioses, lo eran las vírgenes vestales para la ciudad de Roma. Se trataba de una institución de extrema importancia en la antigüedad romana, cuya influencia trascendía lo religioso, y llegaba al ámbito político y social. Su templo imponente se alzaba en el Foro romano

Las vestales eran sacerdotisas, identificadas con las hijas de los primitivos reyes de la ciudad, y su deber era la custodia del fuego sagrado en el templo de Vesta, de unos objetos mágicos, y de las cenizas de la festividad del dios Pales (protector de los ganados), y la más importante su virginidad.

Eran las únicas sacerdotisas de la antigua Roma, y eran elegidas por el Pontífice Máximo de entre las más distinguidas familias patricias, hermosas niñas de entre seis y diez años, en número de dos en un comienzo, cuatro y, finalmente, seis.

Una vez en el templo, las jóvenes pasaban diez años como novicias, otros diez como vestales y diez más como supervisoras. Servían así a la diosa Vesta un total de treinta años, transcurridos los cuales volvían al mundo y podían incluso casarse, lo que era un honor para cualquier romano. La cofradía de las vestales, era dirigida por la mayor de ellas, la "Virgo Vestalis Máxima". Inviolables y sagradas no se podía derramar su sangre, pues ello significaba horribles males.

Tenían algunos privilegios, como administrar sus propios bienes, un lugar especial en el circo... Sin embargo, tenían unos terribles castigos; si dejaban el fuego apagado, podían ser azotadas, pero si rompían el voto de castidad la pena era ser enterradas vivas en el Campus Sceleratus o Campo del Crimen (así no derramaban su sangre), el amante sería azotado hasta la muerte.

Del poder de su virtud dependía la suerte de Roma, y en su encierro sagrado, la intocable vestal vivía entre ceremonias, inciensos y buenos presagios, alejada del mundo y segura en el templo de Vesta.

2 comentarios :

Merce DICE

Pues que quieres que te diga, tenía que ser una "jodienda" que te eligieran como virgen vestal....

Un beso

Ana DICE

Merce sí que debía serlo, además pocos privilegios le veo yo, para tener la primera fila en el circo, pues no se si valía mucho la pena.

Un beso.