6 de septiembre de 2007

LA MEDICINA EN EL ANTIGUO EGIPTO


Los egipcios disfrutaba no solo de los mayores adelantos en medicina, sino también de los mejores especialistas. Por su reputación, profesionales de todos los países acudían al país del Nilo para ampliar y perfeccionar sus conocimientos. La formación se hacía al revés que en la actualidad, los estudiantes se convertían tan solo especialistas de una parte del cuerpo.

Más tarde, si alguno lograba ampliar sus conocimientos hasta alcanzar una visión de conjunto, se le autorizaba para la medicina en general, convirtiéndose en "médico de cabecera", al que se conocía como Sunu.

Una vez el enfermo era examinado por el médico recibía tres posibles diagnósticos:
-Una enfermedad que conozco y trataré.
-Una enfermedad que conozco e intentaré tratar.
-Una enfermedad que desconozco y que no podré tratar.

Entonces se le daban los remedios que debía tomar.

En la composición de los remedios, destacaban los relacionados con la herboristería y la botánica, también se empleaban sustancias como el alabastro, arsénico, cobre, cereales natrón, sílex, acacia, ajo, cebolla, cereales, sicomoro, bilis, grasas... También se usaba la leche materna que era muy apreciada o la miel. Y algunos repugnantes como; orina, excrementos de animales como murciélagos, pelicanos, hipopótamos... Las formas de usarlos eran de lo más variado; pociones, ungüentos, fumigaciones, cataplasmas...

Donde más destacaron fue en la cirugía dental, en la que demostraron gran habilidad al elaborar desde prótesis, hasta empastes que realizaban con una especie de cemento. Otra donde destacaron es la relacionada con el terreno sexual, en la que los remedios para la prevención o cura de enfermedades venéreas, evitar el embarazo o diagnosticar la fertilidad o infertilidad eran muy originales. Hasta tenían sus propios métodos para conocer el sexo de los niños que iban a nacer. Un remedio para saber si una mujer era fértil, consistía en meterle durante toda la noche, un diente de ajo en la vagina, si por la mañana su aliento olía a ajo, era fértil.

4 comentarios :

enrique DICE

No hay más que leer (o ver) Sinué el egipcio...
Besos.

Ana DICE

Muy inteligentes, mucho, mucho. Un beso

PuntoyComa DICE

Que gracia lo del ajo. No discuto su eficacia; sin embargo no debe de ser agradable.

Anónimo DICE

Sobre todo si se perdía el ajo por ahí dentro, porque digo yo que no lo debian dejar, o a lo mejor salia solo, desde luego no pienso probarlo para saber la respuesta. Un beso.