18 de agosto de 2022

ENERO

 

Del latín “ianuarius”, mes dedicado al dios Jano. Jano era un dios del pueblo romano, que no tenía parecido con ninguno de la mitología griega. Tenía dos caras opuestas; una mirando hacia delante y otra mirando hacia atrás, por lo que conocía el pasado y el futuro.

Según la leyenda, Jano había sido un rey que edificó una ciudad en la cima de la colina, una de las siete de Roma, y que en honor suyo se llamo Janículo. Su reinado era considerado como prototipo de la mítica edad de oro, había abundancia de todo lo necesario, los hombres honestos y reinaba una completa paz. Después de su muerte fue divinizado.

Se le atribuye especialmente un milagro que salvó a roma de la conquista sabina. En la época en que Rómulo y sus compañeros raptaron a las mujeres sabinas, Tito Tacio y los sabinos atacaron la nueva ciudad. Una noche, Tarpeya, hija del guardián del Capitolio, entregó la ciudadela al enemigo. Éste escaló las alturas, y estaba a punto de rodear a los defensores, cuando Jano hizo brotar entre los asaltantes un surtidor de agua caliente, que los asustó y los puso en fuga.

Para celebrar este milagro, se decidió que en tiempo de guerra se dejaría siempre abierta la puerta del templo de Jano, para que el dios pudiese acudir en cualquier momento en auxilio de los romanos. Esta puerta solo se cerraba cuando reinaba la paz en el imperio de Roma.

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